La exhibición Marco Correa incluye veinte vestidos representativos de su amplio trabajo, además de objetos de la época y material visual del Museo de la Moda y de la Escuela de Teatro de la Universidad Católica.
Entre los vestidos que de la muestra destacan importantes adquisiciones realizadas por el museo, además de donaciones de privados. La colección se compone principalmente de los diseños que vendía en la boutique Tai, y su recolección tomó cerca de dieciséis años.
Correa es considerado el primer diseñador chileno que en los años 60- siguiendo la corriente cultural y política de la época- se volcó hacia lo latinoamericano. Sus vestidos eran de líneas simples y materiales nada convencionales en el prêt-à-porter, como por ejemplo el tejido de punto a telar. Sus estampados, también hechos en tejidos, tenían referencias precolombinas, del pop art, la sicodelia y el hippismo.
Esta exhibición es la más importante que se haya hecho del diseñador hasta ahora, e incluye una contextualización de su obra y de su particular visión a través de vestidos de cuatro diseñadores de alcance internacional: los franceses Yves Saint Laurent y Pierre Cardin, el inglés Ossie Clark y el español Elio Berhanyer. También se exponen ejemplares de la revista Paula, primera publicación en realizar producciones editoriales con piezas de Marco Correa y en cuyas páginas Víctor Jara dijo en 1971 “es un chileno que algún día revolucionará la moda de todo el continente”.
Correa también fue un destacado bailarín que descubrió su pasión por la costura por casualidad. Después de estudiar Bellas Artes en la Universidad Católica, obtuvo una beca para formarse en la Escuela Superior de Artes Decorativas de París. Al regresar a Santiago puso rápidamente en práctica sus conocimientos, siendo contactado por la coreógrafa Carmen Beuchat para crear el vestuario de la obra Tríptico. Participó además en producciones teatrales y televisivas, destacando los más de setecientos trajes que elaboró para la serie de televisión La Quintrala. El mundo de la belleza también lo cautivó, transformándose en el creador de los hermosos vestidos de noche y trajes típicos usados por distintas participantes chilenas en los concursos de Miss Chile y Miss Universo.
Su consolidación como diseñador de renombre la alcanzó con los hermosos vestidos realizados para el taller de modas Tai. Sus creaciones comenzaron a ser premiadas en los más importantes festivales de moda del país.
Sus vestidos son un retrato de la mujer moderna y vanguardista de fines de la década de 1960 e inicios de la de 1970, con diseños inspirados de la cultura latinoamericana.