Fundado el año 2014, el recorridos museal comienza destacando el topónimo mapuche Alicahue: lugar reseco o quemado. Y se va dando a conocer la relevancia biogeográfica que el río de Alicahue tiene como principal formativo del río de La Ligua, que en conjunto alcanzan una longitud de 106 km.; su agua se considera de buena calidad para la agricultura y en la alta cordillera aún es bebible.
El valle de Alicahue tiene la característica de contar con especies vegetales endémicas, amenazadas o escasas, y gracias al aporte de la Fundación Philippi de Estudios Naturales, se ha formado un herbario de 66 muestras de plantas. El valle también posee la mayor población de guanacos de Chile Central y es el hábitat reproductivo de numerosas especies. Estos atributos han permitido decláralo Sitio Prioritario para la Conservación de la Biodiversidad y además zona prohibida de caza hasta 2029.
La exposición se complementa con las investigaciones arqueológicas que el museo realiza en la zona teniendo registrados más de 60 sitios, los que están permitiendo reconstruir el doblamiento indígena que comenzó hace unos 10.000 años atrás, durante el período Arcaico, con la ocupación de cuevas, aleros rocosos y campamentos abiertos en la alta cordillera. Posteriormente surge l alfarería, hace unos 2.000 años atrás, iniciándose el período Alfarero Temprano; la población aumenta, se desarrolla la horticultura y aparecen nuevos grupos humanos, como el Complejo Cultural Molle. Hacia el año 800 dc irrumpe el Complejo Cultural Ánimas, antecedente de la Cultura Diaguita que se desarrolla claramente unos 100 años después. Alrededor del 1.400 dc, la zona es dominada por el Inca con fines económicos, militares, políticos, sociales, demográficos, para comunicación y extracción de recursos estratégicos, y donde hoy es posible apreciar claramente un tramo del Camino Inca Longitudinal y varios tambos a diferentes altitudes.