Este sitio fue descubierto el año 2004, en una excavación de salvataje al interior de esta casa habitación ubicada en la calle Colón número 10, en el sector norte del casco antiguo de la ciudad. Un llamado de Carabineros de Chile al Museo San Miguel de Azapa de la Universidad de Tarapacá alertó del hallazgo de osamentas humanas al interior del mencionado inmueble, informado por el propietario.
Debido a dos excavaciones, de 2 metros de diámetros por 4 metros de profundidad cada una, para verificar la mecánica del suelo y fundar un nuevo edificio en este terreno, quedaron en evidencias las primeras osamentas humanas.
A partir de ese momento se inició un plan intensivo de excavaciones para liberar el sitio de restos arqueológicos y permitir con ello que pudiera continuar la iniciativa privada, destinada a la construcción de un hotel. Sin embargo, debido a las condiciones de vulnerabilidad que presentaban los restos bioantropológicos, se hacía inviable su levantamiento y posterior traslado a los depósitos del Museo San Miguel de Azapa, por lo que se propuso de mantener los cuerpos in situ y habilitar este espacio como un Museo de Sitio, iniciativa que finalmente se concretó.
El proyecto fue concebido para proteger, conservar y poner en valor este importante patrimonio arqueológico de la Cultura Chinchorro de 4.000 años de antigüedad, manteniendo las características de la casa-habitación, testimonio de la arquitectura de inicios del siglo XX de la ciudad. Además este espacio fue[W1] habilitando como Centro Comunitario y Cultural, para ser utilizado por los actuales residentes del sector, reforzando la identidad y valoración por el patrimonio arqueológico de ciudad de Arica.
Al ingresar al Museo de sitio usted observa hacia la izquierda un muro de adobe, que forma parte de la primera construcción de inicios del siglo XX. Este muro estaba cubierto por una pared de madera que formaba parte de las sucesivas remodelaciones.